Se trata de una patología que afecta a millones de personas en todo el mundo pero que sigue siendo una gran desconocida. El término prolapso se suele escuchar poco en nuestro día a día, y sin embargo, es la causa de un importante deterioro en la calidad de vida.
Como pasa con la mayoría de enfermedades y patologías, el conocimiento puede ser de gran ayuda para prevenir y evitar que el prolapso vaya a más. Saber por qué ocurre, qué tipos hay, cómo evitarlo o qué cuidados necesita, es una información que puede ser de gran valor y que pasamos a contaros a continuación.
Índice
Qué es el prolapso
Esta patología consiste sencillamente en el descenso de uno o más órganos de la parte pélvica hacia el exterior. El órgano desciende progresivamente hasta llegar a salir al exterior, sino se pone una solución. Los órganos que suele sufrir este descenso son la vejiga, vagina, uretra y el recto, aunque, como hemos dicho, puede descender dos o más de ellos.
Cuáles son las causas
Si solo existiese una única causa que produjera el prolapso, tanto el diagnóstico como el tratamiento serían sencillos de llevar a cabo. Sin embargo, no existe un único motivo y cada caso es único, tanto como puede ser una mujer de otra. A esto hay que añadir que algunos síntomas son iguales o muy parecidos a los de otras patologías, por lo que diagnosticarlo puede ser complicado.
De todas formas, podemos simplificar, y resumirlo todo, a un fallo en las estructuras que están encargadas de dar soporte a las vísceras pélvicas que hemos mencionado anteriormente: vejiga, vagina, útero y recto. Estas estructuras, que están compuestas por músculos, ligamentos y fascias, son el soporte de dichos órganos pero en ocasiones no pueden realizar su función, al haber sufrido algún tipo de daño o se han debilitado, terminando por ceder, lo que unido a otros factores puede producir el descenso de los órganos e, incluso, salir al exterior.
Entre las causas más repetidas del prolapso están:
- Parto vaginal, en especial en los casos que han sido instrumentales.
- Traumatismos obstétricos, fetos grandes o multiparidad.
- Bajada en el nivel de estrógenos, muy relacionado con la menopausia.
- Hay factores genéticos, que pueden explicar una “mala calidad” de la musculatura, ligamentos y tejido conectivo de la pelvis. Se suele dar más entre personas de raza blanca y asiática que en los de raza negra.
- Estreñimiento crónico.
- Enfermedades respiratorias como la tos crónicas.
- Practicar habitualmente deportes de impacto o hiperpresivos sin ningún tipo de control y supervisión.
- Levantar y/o transportar pesos grandes.
Además de estas, existen otras causas que predisponen al prolapso como las cirugías abdominales o pélvicas y otros factores neuromusculares.
Síntomas del prolapso
Hay casos de prolapso leve que apenas presentan síntomas y son prácticamente imperceptibles. Además hay prácticas tan inofensivas aparentemente como cantar, tocar un instrumento de viento o transportar una tabla de snowboard que pueden llegar a ser muy dañinas si no se compensan con el fortaleciendo los músculos del suelo pélvico para minimizar el efecto de la hiperpresión que ejercen y que puede acabar debilitando esa musculatura.
Los síntomas que avisan de poder estar sufriendo un prolapso varían de un paciente a otro y dependen del tipo de prolapso que están sufriendo. Por otra parte, también debemos saber que padecer uno de los síntomas puede tener otro motivo y no ser un indicador es estar sufriendo de un prolapso. Por todo ello, siempre se debe acudir a un especialista sanitario para que valore y diagnostique el estado de salud. Los síntomas se puede dividir en :
Síntomas vaginales y pélvicos
Son síntomas que empeoran cuando se está de pie durante un largo periodo de tiempo, en las últimas horas del día o cuando se va al baño a defecar se realizan esfuerzos.
- Presión dentro de la vagina.
- Sensación de bulto saliendo por la vagina.
- Bulto visible en la entrada de la vagina.
- Abertura vaginal dilatada, excesiva y ancha.
- Dolor y/o malestar en la zona lumbar.
- Presión abdominal que puede ir acompañado de dolor.
- Dificultad al insertar un tampón en la vagina.
Síntomas en la vejiga urinaria
- Orinar con mucha frecuencia durante el día.
- Fuerte urgencia miccional asociada a escapes de orina.
- Incontinencia urinaria de urgencia.
- Chorro de orina irregular que puede ser muy lento, tardar excesivamente en vaciar la vejiga, parar varias veces o variar en función de la postura del cuerpo.
- Vaciado incompleto de la vejiga urinaria.
- Infecciones urinarias y síntomas asociados de repetida aparición.
Síntomas intestinales
- Dificultad de vaciado del intestino, necesidad de apretar en exceso y sensación de no conseguir vaciar el recto.
- Estreñimiento que requiere apretar en exceso e incluso manipular con los dedos para ayudar a la expulsión de las heces.
- Incontinencia fecal, especialmente asociada al prolapso rectal.
- Sensación constante de presión en el recto o necesidad de ir al baño.
- Dificultad de controlar los gases.
- Urgencia intestinal, necesidad urgente de acudir al baño a defecar.
- Sensación desagradable durante o después de defecar.
Síntomas sexuales
- Dolor o sensación desagradable durante o después de las relaciones sexuales con penetración.
- Dificultades en la penetración, sobre todo en los casos de prolapso más elevados.
- Escapes de orina durante las relaciones sexuales.
- Sensación de orgasmo disminuida o inexistente.
- Excitación sexual disminuida.
- Desinterés sexual.
Qué tipos hay
El prolapso se puede dividir en en diferentes tipos en función del órgano que se ve afectado:
Prolapso uterino
El prolapso uterino sucede cuando los músculos y los ligamentos del suelo pélvico se estiran y debilitan, por lo que dejan de proporcionar un sostén adecuado para el útero. En consecuencia, el útero se desliza hacia la vagina o sobresale de ella. El prolapso de útero puede afectar a las mujeres con independencia de su edad. Sin embargo, suele ser más frecuentes en las mujeres tras la menopausia y que hayan tenido uno o más partos vaginales.
Por lo general, el prolapso uterino leve no requiere tratamiento. Sin embargo, si te hace sentir incómoda o interfiere con las rutinas diarias, el tratamiento podría ayudar.
Prolapso rectal
El prolapso rectal se da cuando el recto, la última parte del intestino grueso, pierde sus anclajes que lo mantienen fijo en el interior del cuerpo, lo que causa que se deslice al exterior a través del orificio anal por lo que también se le conoce como prolapso anal. Normalmente afecta a los adultos, sobre todo a mujeres. Las mayores de 50 años tienen hasta seis veces más riesgo que los hombres. Puede ser embarazoso, y en muchas ocasiones tiene un efecto negativo en la calidad de vida del paciente. Aunque no siempre es necesario, el tratamiento más eficaz para el prolapso rectal es la cirugía.
Prolapso vaginal
El prolapso vaginal se trata de manera similar al uterino. Se produce cuando un órgano pélvico pierde su soporte muscular y cae dentro de la vagina. Es más normal que suceda después del parto vaginal o tras someterse a una histerectomía (extirpación del útero). Hay muchos órganos pélvicos en la anatomía femenina que pueden prolapsar, o sobresalir en la vagina. Los más comunes implicados en el prolapso vaginal son la vejiga, la vagina, el intestino delgado, el recto y el útero.